23 d’ag. 2007

Som tontos

Nicole debía entenderlo así porque agachó la cabeza y se puso a ordenar sus dibujos, a guardar los lápices. Volví a acariciarle el pelo, le pedí perdón y ella dijo rápidamente: "No, no eres tú quien...", y se detuvo, y sin saber por qué sonreímos al mismo tiempo y nos besamos largamente; sentí que nuestras caras y nuestras bocas componían el reloj de arena donde una vez más empezaba a correr el fino chorro de un tiempo silencioso e inútil. Ya era tarde para ir al museo, la luz de la habitación tomaba ese tono marchito que iba tan bien con su olor y los rumores del pasillo. En ese aplazamiento que repetiría ya tantos otros desde la tarde en la carretera de Mantua, con las casas rojas a la izquierda, se abría una zona de ritos y de juegos, de antiguas ceremonias que llevaban al amor de los cuerpos egoístas, empecinados negadores de la otra soledad que estaría esperándolos a los pies de la cama. Era la tregua precaria, la tierra de nadie donde caerían enlazados, se desnudarían entre murmullos, confundiendo las manos y las ropas, ahincándose en una falsa eternidad recurrente. Jugarían a los sobrenombres o a los animalitos, en una secuencia graduada y conocida y siempre deliciosa.



Tontísimo, diría Nicole. No soy nada tonto, diría Marrast. Usted es un gran tonto y un malo/ No lo soy en absoluto/ Sí que lo es/ No/ Sí/ No/ Sí/ Entonces yo a usted le estropeaba su jardín/ Mi jardín es lindo y usted no me lo estropea/ Sí, yo le mandaba muchísimos animalitos/ No me importa/ Primero le mandaba todos los topos/ Sus topos son tontos/ Tres marmotas/ Tampoco me importa/ Varios lirones/ Usted es un malo/ Y todos los puercos espines/ Mi jardín es mío y no lo toca nadie/ Su jardín es suyo, pero yo le mando los animalitos/ A mí sus animalitos no me importan y mi jardín está bien defendido/ No está defendido, y mis animalitos le comerán todas las flores/ No/ Los topos le comerán las raíces/ Sus topos son malos y tontos/ Y las marmotas harán pis contra los rosales/ Sus marmotas son malolientes y estúpidas/ Usted habló mal de las tres marmotas/ Porque son estúpidas/ Entonces yo le mandaba todas las marmotas en vez de solamente tres/ Lo mismo todas son estúpidas/ Y todos los lirones/ No me importa/ Ahora salga a ver su jardín y verá lo que le han hecho mis animalitos/ Usted es tonto y malo/ ¿De verdad soy tonto y malo?/ Usted no es malo pero es tonto/ Entonces retiro tres puercos espines/ No me importa/ ¿Soy tonto?/ No, no es tonto/ Entonces retiro todos los lirones y un topo/ Cualquier cosa que retire me da igual/ Para que vea lo bueno que soy retiro todos los animalitos/ Usted es malo/¿De manera que soy malo?/ Es malo y tontísimo/ Entonces, dos topos/ No me importa/ Todos los puercos espines.


(: 62/ Modelo para armar, 1968, p. 53.)


Aquest fragment sempre m’ha suggerit el reflex, el diàleg d’una visió del món, el d’una espiral malaltissa de com va el planeta, de països, d’estats, d’invasions, de guerra, d’estupidesa i d’imprudències. Potser d’amor, també?

2 comentaris:

Yeral ha dit...

M'agrada molt el fragment que els Antònia Font van triar per a colar en el disc. Cortàzar és el més gran... o un dels més... I hi veig tot això que dius i més. És un diàleg que reflexa l'absurditat de tot plegat. Ieeeeeeep! Tots plegats som una mica Somiatrufes...

Somiatrufes ha dit...

Suposo que és aquesta la força del text. Al mateix disc els Antònia Font també tenen una cançó inspirada a partir d'un conte d'Augusto Monterroso, essència del microrelat: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí."

Una mica somiatrufes?... Molt, molt, molt somiatrufes som alguns! Bé, també hi ha els somiatruites (que són més realistes), i després la gent que es forra.